viernes, 31 de mayo de 2013

Los septenarios
El Cordero con el libro de los siete sellos, folio 13v del Apocalipsis Bamberg.
El libro del Apocalipsis contiene series del número 7 a lo largo de todo su corpus. Las más notorias se encuentran por la relación que guardan entre sí los tres septenarios de sellos, trompetas y copas.
El septenario de los sellos (Ap 4-8:2) se da conforme el Cordero va abriendo uno a uno los sellos de un libro que nadie podía abrir excepto él.[] Antes de romper los sellos la visión se encuentra en el cielo, con las teofanías de Dios y el Cordero y la alegría que causa que éste sea capaz de abrir el libro. Los primeros cuatro sellos originan a los jinetes del Apocalipsis. Los sellos 5 y 6 originan cataclismos. Después del sexto sello se da una visión de esperanza (los 144.000) y con el séptimo sello comienza el siguiente septenario: las trompetas, y con ellas en realidad todo el resto del libro que concluye con la visión final de la Nueva Jerusalén.
El septenario de las trompetas (Ap 8-11) comienza con una visión celeste de esperanza (básicamente los mismos 144.000 que vienen antes del séptimo sello que coincide con la primera trompeta), después se tocan las trompetas, acompañadas de cataclismos. Luego de la sexta trompeta, viene una visión de esperanza (el ángel y el librito, los dos testigos). Al tocarse la séptima trompeta, hay un cántico de victoria.
El septenario de las copas (Ap 15-22) aparece un poco después. De nuevo, comienza con una visión celeste de esperanza (los Vencedores). Después las copas se derraman, acompañadas de cataclismos. Luego de la sexta copa, aunque sumergido en un ambiente de derrota, viene una promesa de esperanza. La conclusión de este septenario, luego de derramar la séptima copa comienza con la presentación de la Prostituta de Babilonia, pero nótese que inmediatamente comienza su declive, e in crescendo desemboca hasta la visión gloriosa del final del libro.
Así pues, los tres septenarios más importantes del Apocalipsis tienen aproximadamente la misma estructura: una visión celeste que es preludio de la esperanza, una serie de cataclismos terrestres, luego del sexto símbolo hay un interludio de esperanza y al finalizar el séptimo símbolo hay un triunfo total de salvación. (Prévost 2001: 102)
Otros septenarios del libro, algunos un tanto velados, se encuentran en las iglesias a las que se dirige el autor (7, Ap 1:4), que son las mismas a las que se dirigen las cartas a las Iglesias de los capítulos 2 y 3; en las bienaventuranzas mencionadas (7, Ap 1:3;14:13;16:15;19:9;20:6;22:7;22:14); en las aclamaciones litúrgicas a Cristo (7, Ap 1:4-7;5:9-10;5:12;5:13;7:10;11:15;19:6-7); en los espíritus que están ante el trono de Jesucristo (7, Ap 1:4), etc.
       

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